domingo, 6 de marzo de 2022

Principales representantes y postulados de la escuela moral cartográfica

Cuando se habla de la escuela cartográfica se debe mencionar que fue un movimiento sociológico que buscaba conocer mejor la criminalidad, desde un punto de vista exógeno, donde se tomó los ilícitos como un hecho social o de masas, pero no de manera individual. De los primeros aportes de este movimiento se puede destacar la aplicación de métodos cuantitativos estadísticos para entender de una mejor manera la criminalidad.

Una vez se aborda el crimen como una expresión de masas, se estudió y explicó la fenomenología delictiva. Gracias a esta investigación se puede comprender que el crimen tiene una normalidad o constancia que lo caracteriza y lo hace regular e incluso predecible. Con este descubrimiento se vuelve necesario establecer la frecuencia, la distribución, evolución y tendencia del delito con apoyo en la cartografía para generar mapas.

A esta escuela sociológica se le conoció como la escuela moral, estadística o cartográfica, liderada por dos personas contemporáneas, hablamos del belga Adolphe Jacques Quetelet (1796-1874), quien fue un matemático y astrónomo que poseía una gran habilidad para los números y entre sus aportes se puede destacar, establecer el índice de masa corporal para determinar la obesidad que se utiliza actualmente. La segunda persona que lideraba este movimiento fue el francés André Michel Guerry (1802-1866). Zúñiga 2021 menciona que:

Se dice que es una estadística moral por cuanto busca explicar de un modo totalmente distinto el problema de la delincuencia y del desorden social, a fin de que se tomen las medidas necesarias para restaurar la moral de la sociedad. No obstante, al empezar a cruzar datos, se advirtieron algunas correlaciones socio demográficas delictivas que se empezaron a repetir hasta convertirse en un patrón aceptado, tales como el sexo predominante de los delincuentes (masculino); la edad y el tipo de delito (entre más joven, más violento, y entre más adulto, más astuto y menos violento): los delitos están asociados a una temporalidad y son cíclicos (Zúñiga, 2021, p.43).

Aquí se puede entender como se investigaban los datos en esta escuela, donde se hacen distinciones de edad, tipo de delito cometido, y se comprende que los delitos están asociados a un periodo de tiempo y se repiten cíclicamente. Al combinar los mapas con estos datos se observaron de manera rápida las similitudes y diferencias, por ejemplo, Quetelet escribió su obra Ley térmica de la delincuencia (1833), donde se interactúa con el clima y el territorio para determinar la prevalencia delictiva y su agresividad. Hallazgos del matemático belga indican que en el norte se ubican delitos con fuerza sobre las cosas, y especialmente los delitos contra la propiedad se comenten durante el invierno porque surge una necesidad de sobrellevar el frío.

De estos datos también se puede decir que, los delitos de violencia contra las personas, más que nada los que involucran una violencia extrema y con crueldad, son cometidos en verano, esto porque es cuando las personas están más al exterior. Si se habla de los delitos de índole sexual se establece que se ocurren principalmente durante la primavera, esto en países que se ubican geográficamente muy al norte o muy al sur y cuentan con las cuatro estaciones climáticas. Estos datos actualmente, aunque con algunas excepciones, siguen vigentes a día de hoy.

Quetelet también habla de una teoría a la que llama “el hombre medio” donde se puede decir que es el inicio de su pasión por intentar explicar los comportamientos criminales, para tener más clara esta idea Sandra Caponi menciona que:

La idea de hombre medio, elaborada por Quetelet, guarda algunas semejanzas y algunas diferencias en relación con el conjunto de patrones estadísticos que aún hoy estamos acostumbrados a utilizar, fundamentalmente en el discurso médico. Ese hombre medio es el resultado de la articulación de una serie de causas físicas, morales e intelectuales que se mantienen constantes en determinados momentos históricos y en determinados lugares geográficos (Quetelet, 1991), de modo tal que existen diferentes ‘hombres tipo’ o patrones para diferentes sociedades.  Sin embargo, esta aparente variabilidad del tipo remitía para Quetelet a una única certeza: la de la existencia de una completa regularidad y constancia en la repetición de los más variados hechos sociales. Quetelet se propone explicar esa regularidad que observa, no solo en las formas físicas como altura, peso, tamaño del tórax (se ocupó obstinadamente de la medición del tórax de los soldados), sino también en comportamientos tales como el crimen, los homicidios, el suicidio, la locura, entre otros (Caponi, 2013, p.833).

Aquí se puede observar que para Quetelet el hombre medio es una serie de distintos factores en los que se pueden encontrar las causas morales, físicas e intelectuales, al ser un amante de los números él quería aplicar sus conocimientos matemáticos en función de determinar las leyes que rigen con regularidad los hechos sociales y biológicos, además quería hacerlo con la precisión que se hace en la astronomía.



Referencias

Caponi, S. (2013). Quetelet, el hombre medio y el saber médico. História, Ciências, Saúde-Manguinhos20(3), 830-847.

Zúñiga, R. (2021) Fundamentos de criminología. San José. EUNED.

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